Hola, soy Clara. Tengo 26 años y hace ya varios meses que dejé mi pueblo, Alba Serena, para mudarme a la ciudad. Vine aquí buscando nuevas oportunidades, tanto en mis estudios como en mi trabajo, pero no pasa un día sin que piense en casa. Alba Serena no es un lugar grande, pero está lleno de rincones especiales y recuerdos que extraño constantemente. Desde las calles tranquilas hasta las caras conocidas en cada esquina, es el lugar al que siempre me he sentido conectada.

Esta tarde, mientras revisaba el ordenador, me topé con un enlace que decía: «Mira el espacio ExpoPlaza Virtual de tu pueblo». No pude evitar hacer clic. ¿Cómo iba a resistirme a una oportunidad para volver, aunque fuera de manera virtual a Alba Serena? Al abrirse la página, me encontré con un entorno digital sorprendente. Había un menú con diferentes espacios para explorar: un centro comercial, un edificio de información municipal, una exposición de arte local, una oficina de turismo, una exhibición de lugares del mundo y un vivero de empresas. Decidí dejarme llevar por la curiosidad y empezar mi recorrido.

La primera parada fue el centro comercial virtual. Al entrar, me sentí como si caminara por un gran centro comercial, pero con la diferencia de que todos los negocios eran los de mi pueblo. Allí estaba la tienda de ropa de Amalia, con un recorrido virtual 360º que me permitía ver las prendas en detalle y hasta leer sus etiquetas. Más adelante, visité la panadería de los hermanos Etxebarri, donde las fotos de los panes y pasteles eran tan nítidas que casi podía olerlos. Incluso tenían una opción para hacer pedidos y recogerlos más tarde o que te los enviaran a la ciudad, lo que me pareció increíblemente práctico, imaginándome desayunando uno de sus ricos bollos de mantequilla.

Luego me dirigí al edificio de información municipal. Allí todo estaba centralizado: los últimos anuncios del ayuntamiento, formularios para trámites y hasta un calendario de eventos locales. Había una sección especial para actividades culturales y deportivas, donde incluso podía inscribirme directamente en las que me interesaban. Fue increíble ver cómo todo estaba organizado de manera tan accesible.

La exposición de fotógrafos y pintores locales fue uno de los momentos más emotivos de mi recorrido. Mientras paseaba disfrutando de las obras, una fotografía de la colina de San Marcos al amanecer capturó mi atención. Ese lugar había sido mi refugio durante años, y verlo representado con tanto detalle me llenó de nostalgia. Continue explorando la exposición, maravillándome con el talento de los artistas de Alba Serena.

La oficina de turismo virtual fue otra sorpresa agradable. Un guía digital me dio la bienvenida y me mostró todas las opciones: rutas de senderismo, alojamientos y restaurantes del pueblo. Lo mejor fue un recorrido interactivo por el casco histórico, donde podía caminar virtualmente por las calles empedradas y escuchar la historia de cada lugar. Era como estar allí de nuevo, sentada en la plaza central viendo a los niños y niñas jugaban mientras las campanas de la iglesia resonaban.

La exposición de lugares del mundo en 360º me permitio viajar a lugares maravillos de nuestro planeta e incluso visitar marte o la luna. Desde mi pantalla pude «visitar» el Canada, Australia, Argentina o Islandia. Todo estaba recreado con tanto detalle que sentí como si realmente estuviera allí. Girar la cámara y descubrir cada rincón fue un viaje lleno de sorpresas por el alto realismo de las escenas.

Por último, exploré el vivero de empresas, donde descubrí proyectos locales innovadores. Desde un taller de carpintería con materiales reciclados hasta una empresa de miel artesanal y un estudio de diseño gráfico, cada negocio tenía su propio espacio interactivo. Fue emocionante reconocer algunos nombres y ver cómo antiguos compañeros de colegio estaban contribuyendo al desarrollo de nuestro pueblo.

Cuando terminé mi recorrido, cerré el ordenador con una sonrisa. Este viaje virtual me había devuelto a casa, aunque fuera por un rato. ExpoPlaza Virtual no solo me permitió reconectar con Alba Serena, sino también redescubrir su riqueza y todo lo que lo hace especial. Ahora sé que, aunque esté lejos, mi pueblo siempre estará a un clic de distancia y ¿quien sabe?, quizas volver para tener mi espacio en el vivero de empresas, llevando a cabo mi idea de volver al pueblo y ganarme la vida viviendo en él.